El mar me provoca una gran emoción, será que mis sentidos están siempre sedientos de percibir cada estímulo en su más profunda dimensión.
La brisa que refresca, me despierta del sueño, me dice al oído que lo que está frente a mí es real.
También afloran los recuerdos, porque he contemplado este horizonte por siglos.

Cuántos pensamientos habrán nacido a partir del romance de alguna sirena y los sueños de un mortal, sus prolíficas entrañas dan a luz entre sal dorada y encajes de espuma, las historias más memorables; unas inician y otras acaban, algunas se imaginan otras se vuelven realidad, pero siempre se inspiran en la paz impetuosa de un alma vibrante.

Cae la noche y las estrellas quieren bañarse en su quietud, pero se conforman sólo con ver su reflejo. Yo no me conformo, porque delante del él me vuelvo mar, y en mi reflejo encuentro señales de nuevos recuerdos de mi futuro, continuaré admirando su tranquila sonrisa, mientras descansa, pero mañana volverá a reventar las olas con la más pura pasión y me invitará de nuevo a ser mar.

"Io dal mare" Claudio Baglioni

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