¿Bailamos?

El tiempo siempre volando, así llegamos al final de otro año, con quién sabe cuántos pendientes rezagados, porque la rutina nos envuelve y tendemos a postergar todo aquello que no forma parte de ella. Porque fuera de nuestros horarios, no hay lugar para los encuentros pendientes, para las pláticas sin propósito sólo por el gusto de tenerlas, o para retomar los proyectos pendientes, en esos en los que dejamos los sueños dormidos.  
Escribimos en nuestra lista de intenciones las mismas que a fines del año anterior, sólo para darnos cuenta de que no las cumplimos, quién sabe si porque no lo intentamos lo suficiente, o simplemente no lo logramos, quizás hasta nos olvidamos de ellas.
El problema es que a veces "nos toca bailar con la más fea", como dice el dicho, y por una u otra cosa seguimos dejando el tiempo pasar, convencidos de que es eterno, el tiempo sí, nosotros no.
Y así, el paso del tiempo no nos hace más jóvenes, tal vez con suerte más sabios, en mi caso, más inquieta, deseando descubrir los recuerdos de mi futuro, muy al estilo de mi Café Toscana.

Este año más allá de intenciones o propósitos, estoy reencontrándome con las decisiones que tomé atrás, situándome delante de esos puntos en los que se hizo necesario elegir un camino en la bifurcación, entendiendo las razones y agradeciendo las consecuencias, siempre dignas de grandes aprendizajes. 
Pero hoy, me vuelvo a tomar muy en serio mis proyectos, escribir, el primero. En este año vuelvo a sumergirme de lleno en este fabuloso mundo de las letras, la publicación de Mi amada P_ _ _, mi más reciente trabajo incursionando en el género erótico, se hará realidad, sí o sí.
El café, cuyo aroma y riqueza me acercó a ustedes, ahora más allá de su forma virtual, me permitirá emprender ese negocio que empieza con un "Club de café" que corre un alto riesgo de convertirse en un Café Toscana real, en donde la calidez y sabor del lugar, hará que cada cliente viva su propia historia.
Retomar mis proyectos de talleres de desarrollo humano, es otra de las iniciativas para las que espero poder encontrar un espacio, el conseguir la oportunidad de transmitir mis aprendizajes para alimentarme de otros con la convivencia es un gusto que quiero volver a saborear.


Así que este 2020 representa la invitación a un gran baile, de esos que nos cimbran los huesos entumidos porque el ritmo nos obliga a bailar, cuando la emoción arrebata, los pasos del tango que al fin hemos decidido intentar, las baladas calmaditas que tal vez nos traigan un nuevo amor, una rumbita para sacudirnos los miedos, algo de pop contemporáneo para sentirnos por siempre jóvenes, música y baile, esperanza y sueños.  
Entonces ¿tú también te animas? ¿Bailamos?



  

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