Felicidad es: un jugo de naranja en Café Toscana, reflexiones de mi autora
No, nadie dijo que la vida fuera fácil ni justa, y desgraciadamente la mirada del mundo que proviene de tantos observadores, a través de los diferentes y tan variados medios de comunicación con los que ahora contamos, no es siempre muy alentadora.
Recuerdo haberme negado a ver los noticiarios durante cierto tiempo, con el fin de evitarme ese profundo malestar que luego, en muchas ocasiones me conducía hasta la depresión. Pero aún así la sensación decepcionante ante la realidad del mundo conseguía atraparme.
Con el paso de los años logré imponerme una tarea, buscar la manera de sentirme feliz, sin importar los problemas, los anhelos y sueños no cumplidos, las complicaciones o las pérdidas. Mi escritura ha resultado terapéutica para mi propio beneficio, pues al escribir consigo catalizar las experiencias y muchas veces con la fortuna de adquirir el aprendizaje que le da sentido a mi pasión por la escritura.
Llevo ya algún tiempo escribiendo acerca de los "ingredientes" que nos hacen sentir felices, y espero conseguir que esta analogía de experiencias culinarias o de simples ingredientes naturales ligadas con los sentimientos de felicidad, pueda ser concluida muy pronto, y así, con la suerte que siempre deseo tener, llegue a las manos y ojos que necesiten leerlo.
Hoy les comparto el primer capítulo de este aún esbozo de trabajo de escritura, sólo con el gusto y esperanza de que les brinde un excelente comienzo de semana, invitándoles a buscar sus ingredientes de felicidad, estoy segura que seres más felices en conjunto, haremos de éste un mundo más feliz.

Recuerdo haberme negado a ver los noticiarios durante cierto tiempo, con el fin de evitarme ese profundo malestar que luego, en muchas ocasiones me conducía hasta la depresión. Pero aún así la sensación decepcionante ante la realidad del mundo conseguía atraparme.
Con el paso de los años logré imponerme una tarea, buscar la manera de sentirme feliz, sin importar los problemas, los anhelos y sueños no cumplidos, las complicaciones o las pérdidas. Mi escritura ha resultado terapéutica para mi propio beneficio, pues al escribir consigo catalizar las experiencias y muchas veces con la fortuna de adquirir el aprendizaje que le da sentido a mi pasión por la escritura.
Llevo ya algún tiempo escribiendo acerca de los "ingredientes" que nos hacen sentir felices, y espero conseguir que esta analogía de experiencias culinarias o de simples ingredientes naturales ligadas con los sentimientos de felicidad, pueda ser concluida muy pronto, y así, con la suerte que siempre deseo tener, llegue a las manos y ojos que necesiten leerlo.
Hoy les comparto el primer capítulo de este aún esbozo de trabajo de escritura, sólo con el gusto y esperanza de que les brinde un excelente comienzo de semana, invitándoles a buscar sus ingredientes de felicidad, estoy segura que seres más felices en conjunto, haremos de éste un mundo más feliz.

"El Jugo de naranja
Si bien, cada
uno de los ingredientes naturales aportan diferentes gamas de sabor,
propiedades y beneficios a nuestro organismo, puedo asegurar que hay algunos
dentro de todas estas posibilidades que son más ricos que otros, ya que como maravillosos
regalos de la naturaleza que son, pueden prescindir de preparación alguna, pues
per sé, constituyen todo un festín. Hay por ejemplo algunas frutas que pueden comerse
a bocados con todo y cáscara: higo, durazno, manzana; o bien pelarse y listo,
como un delicioso plátano, gran fuente de potasio. O tal vez sólo exprimir y
como una magia divina de la naturaleza obtener de ella un zumo dulce que
aportará algo más que nutrición a nuestra salud. Y cuando digo algo más, en mi
muy particular apreciación, estoy hablando de un elixir de felicidad con sabor
a jugo de naranja.
Es inevitable,
cada vez que extraigo el jugo de naranja de todos los días por la mañana, el mismo pensamiento viene a mi mente -¡Qué
bueno es! Así, recién exprimido me lo bebo y he llegado a la conclusión de que
tomarlo hace que mi día comience bien, pues ese simple vasito, apenas 200 mililitros de
un zumo con un color vibrante e intenso,
me provoca felicidad.
El desayuno,
ya sea abundante, limitado, de prisa o con toda la calma debida, me lo tomo
siempre acompañado de un jugo de naranja, con lo cual ya tengo asegurada una
espontánea sonrisa durante los primeros minutos del día. Así lo comienzo y así
rompo el ayuno, con un estupendo, delicioso, casi dorado jugo de naranja.
A partir de
mi hallazgo, cuando de manera consciente le otorgué su debido valor al
ingrediente responsable de un buen comienzo de mi día, entendí la importancia
de identificar esos pequeños
“detonadores” de felicidad, que funcionan como un mecanismo de predisposición hacia
nuestra actitud en forma positiva.
Escuchar mi
música favorita mientras me desplazo en el tráfico, o durante las horas del
trabajo, en casa o en donde pueda hacerlo, se convierte en otros traguitos de
jugo de naranja subsecuentes a lo largo del día. Y puede ser que a ti el jugo
de naranja te provoque acidez o simplemente no te guste, porque en la misma
forma que cada ingrediente es diferente de los demás, es que cada uno de
nosotros estamos hechos de ingredientes muy diversos y muy distintos. Y así,
dentro de nuestra complejidad y autenticidad como seres irrepetibles, lo que
para algunos resulta bueno, para otros no. El único modo en el que lograremos
entender cuales ingredientes se asimilarán de modo inocuo en nuestro organismo,
será a través de una investigación a
profundidad de nuestra propia esencia asociada con esos ingredientes, que como
materia prima básica formarán parte de nosotros, pues constituirán eso de lo
que estamos hechos.
Cuán importante
resultará entonces identificar ese potenciador de felicidad que es pieza clave
para comenzar el día. Tal vez sea tu sesión en el gimnasio, el recorrido de
extremo a extremo en la piscina, tu meditación matutina, las asanas de yoga,
cantar bajo la ducha, darle un beso a tus niños antes de salir de casa,
llevarles a la escuela y retratar mentalmente su sonrisa al despedirse, el
abrazo a tu pareja con la habitual declaración de amor y mejores deseos para el
día que apenas comienza, etc.
La
identificación de ese mecanismo que despierta el sentimiento de felicidad en tu
caso, es una tarea que tal vez aún no te has permitido realizar, aunque te
aseguro que cuando lo hagas de forma consciente, como una elección, hábito
consistente y por gusto, entenderás lo importante que es beber tu “jugo de naranja”,
siempre a primera hora y todos los días.
© Por Susana Silva "
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