Feliz Navidad
Cada Navidad nos brinda la oportunidad de atesorar los recuerdos del pasado. Los ingredientes salpican la mente con imágenes y sensaciones, regresiones a otras épocas contemplando nuestro reflejo en los que empiezan a forjar su propios recuerdos. La canela abrazando las frutas del ponche tradicional perfuman el ambiente, contenidos en el jarro que despide aromas de infancia. La nostalagia es fuerte y profunda, hay que beberle de a poco, soltar el jarro después de unos sorbitos porque es arma de doble filo marcando ciclos y etapas definitivos, con principios y finales inmutables cargados de melancolía.
Mirar atrás nos pone de espalda al futuro permitiendo que el presente nos tome por sorpresa. Por eso la idea de recordar el futuro me resulta tan grata, es una invitación a llevar a cabo con un sentido de urgencia todos los sueños almacenados a lo largo de tantas navidades.
Los proyectos iniciados y planeados con la mejor y mayor intención van sepultándose con la difícil y rutinaria carga de todos los días, la voluntad mermada apenas nos da para sobrevivir.
La energía que provocan los sueños es el combustible del ser humano, hay que descubrir cuánta fuerza genera esa capacidad interior si logramos enfocarla adecuadamente. Será justo entonces depositar la nostalgia de todas las navidades pasadas en el caldero de los sueños para transformar cada idea incumplida, cada silencio desperdiciado en el principio de una realidad colmada del futuro que al fin construyamos, el que elegimos y deseamos recordar.
Mirar atrás nos pone de espalda al futuro permitiendo que el presente nos tome por sorpresa. Por eso la idea de recordar el futuro me resulta tan grata, es una invitación a llevar a cabo con un sentido de urgencia todos los sueños almacenados a lo largo de tantas navidades.
Los proyectos iniciados y planeados con la mejor y mayor intención van sepultándose con la difícil y rutinaria carga de todos los días, la voluntad mermada apenas nos da para sobrevivir.
La energía que provocan los sueños es el combustible del ser humano, hay que descubrir cuánta fuerza genera esa capacidad interior si logramos enfocarla adecuadamente. Será justo entonces depositar la nostalgia de todas las navidades pasadas en el caldero de los sueños para transformar cada idea incumplida, cada silencio desperdiciado en el principio de una realidad colmada del futuro que al fin construyamos, el que elegimos y deseamos recordar.
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¡Feliz Navidad!