Hay que vivir con mucho "Soul"

 Decir que vivimos en el presente parece una obviedad tan grande que no merece la pena ninguna aclaración, sin embargo, es esa lección que no acabamos de aprender la que viene corriendo detrás de nosotros en la vida; a veces porque vamos caminando tan rápido que no logra alcanzarnos y en otras, aunque vayamos lento, porque nos encontramos absurdamente distraídos.

Desde la infancia aprendimos de las historias de príncipes y reyes que el objetivo primordial era conseguir la corona, de allí que empezamos a sentirnos perdedores, porque el premio principal o la fortuna eran escasos, y sólo “los elegidos” eran capaces de saborear esa victoria. A los que no nos tocaba ser de aquéllos, más nos valía seguir intentando encontrar algún tesoro escondido al otro lado del arcoíris para sentirnos al menos, moderadamente “especiales”.

Ayer disfruté con gran emoción de la nueva animación de Disney “Soul”, que transmite un mensaje profundamente valioso e importante. Me da gusto encontrar material infantil que al fin se centra en las cosas más fundamentales y trascendentes de la vida. Tal vez la historia de todos habría sido un poco distinta si no estuviéramos buscando esos roles de unicidad y en cambio nos diéramos cuenta de lo originalmente irrepetibles que somos y de que saborear el camino que nos conduce hasta nuestros sueños es precisamente el secreto de vivir y disfrutar del Presente.


No estoy aquí para derribar la magnitud de las metas que cada individuo se proponga en la vida, sino para hacernos recordar que los momentos más triviales que componen nuestra rutina son precisamente los tesoros más especiales que van conformando nuestras memorias. Esa convivencia que parece tan ordinaria y repetitiva puede ser la piedra angular en la vida de muchos cuando se va poblando de conversaciones importantes, de sabores atractivos, de semillas de emociones que rendirán fruto en un alma bien nutrida.

Sería más fácil vivir la vida sin abrumarnos por conseguir desesperadamente un algo que de alcanzarse tendría que cambiar de nombre para continuar lejos de nuestras manos, por ello disfrutar de todo lo que parece tan irrelevante pero siempre Presente en la medida que lo reconocemos se vuelve abundancia pura, ojalá que sea de buenas relaciones, emociones positivas, gusto por lo que hacemos o agradecimiento por hacerlo, admiración por nuestro entorno, por las personas y cosas que nos rodean y muy particularmente por las espectaculares visiones que el simple hecho de mirar al horizonte o al cielo representan.

Sólo nosotros decidimos si desde ya somos los príncipes y princesas en nuestra historia, y utilizamos la magia para convertir nuestra comida en festín, nuestros logros diarios en piedras angulares que sostienen ideales y convicciones, los aprendizajes en sabiduría, los talentos en instrumentos útiles no sólo para nosotros sino para mejorar la vida de otros y nuestro camino hacia el sueño en la experiencia más emocionante de vivir en el Presente. 




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