La cuarentena comienza...

De todos los momentos en el tiempo en que se me hubiera podido ocurrir dejar el trabajo, el que me proveía del sustento económico,  el destino me eligió esta semana para comenzar.
Por las circunstancias del evento me quedó bien claro que hay situaciones que de tanto pedírselas al Universo, acaban por sernos concedidas, porque además mi salida fue cordial y favorable a todas las partes involucradas.

Siempre hablo de lo importante que es perseguir nuestros sueños, pero tal vez, aún más, lo sea el CREER en ellos. 
Quién sabe si a veces por la falta de uno o de los dos anteriores, nos quedamos sentados igual que los objetos acumulados y llenos de polvo que me he visto en la necesidad de retirar de los armarios, para hacer una buena limpia del espacio. 
Hacía falta sacudirme un poco, igual que a todos los triques y cajas llenas de cosas inservibles, necesitaba pensar en mí y en lo que muchas veces antes no pude hacer, por una gran cantidad de razones, muy válidas todas. Sólo que ahora, justo en el punto en que lo he hecho, me doy cuenta que el Universo me ha permitido la muy valiosa oportunidad de experimentar estos sentimientos en compañía de todos ustedes que me leen, de todos ustedes que se han visto forzados a internarse en ese espacio del que a veces huimos, sea para no enfrentarnos con nuestros fantasmas o para evitar la plática en serio, con nosotros mismos, pero que hoy, por una imperiosa fuerza de la conservación nos recluye en nuestro refugio.
Qué tan importante será el tomarnos un tiempo, una pausa, para analizar lo que está sucediendo a nuestro alrededor que el mismo Universo se tomó las previsiones para obligarnos a hacerlo.
Esta pausa ya me la había yo planeado desde hace tiempo, estaba ligada precisamente con esas dos premisas que han sido el impulso de mi vida, que aunque un poco apagadas, seguían manifestándose a diario grabadas en los dos pisapapeles que se mudaron del escritorio de la oficina al buró de mi recámara:  "Dream" y "Believe".
La paz con la que me he reencontrado no tiene que ver sólo con el canto de los pajarillos silvestres que a esta bendita hora de la tarde puedo escuchar, es más, puedo disfrutar con tanta calma, sino con el ejercicio de la autoexploración y autodescubrimiento que para algunos parece ser una práctica reservada a los "iluminados" o "guías espirituales", cuando se trata del recurso más valioso y en muchas ocasiones menos utilizado para re-conocernos.
Con la franqueza que acostumbro emplear, puedo compartir que ese autoconocimiento e introspección han sido las mejores herramientas con las que he podido encontrarme a lo largo del tiempo, muy en particular cuando el presupuesto no alcanzaba nunca para destinarme los recursos de una buena terapia, porque siempre había otro gasto prioritario, otra necesidad, así que me apañé con mis mañas de preguntarme el por qué me siento de un modo para replicarlo si es que me gusta o cancelarlo si es que no, lo cual me ha permitido ir sanando situaciones, sensaciones, emociones, etc.
Y ahora recién comenzada la cuarentena, para mí un nuevo estatus de vida, sólo haber transcurrido 5 días, ya estaba empezando a impacientarme, por no hacer "algo" en concreto, por no poder activar alguno de los 13,767 proyectos a los que quiero apostar en este nuevo devenir, para continuar generando una independencia económica.

La cuestión se redujo a una pregunta sencilla:
¿Por qué no puedo disfrutar de este presente?

Es cierto que parece que este presente se siente muy supeditado al transcurrir de los siguientes 40 días, que este presente parece estar suspendido en un mundo irreal en el que el destino nos está alcanzando e incluso amenaza con infectarnos de consciencia. Consciencia sobre todo y de todos, pero muy en particular de lo que somos hoy, con la sentencia de que aquello no nos guste.
Sí, es cierto que este presente parece extraído de una película futurista que nadie quería ver, pero las oportunidades siempre lo serán en la medida que podamos reconocerlas, y disfrutar de esta pausa para reconfortarnos y re-encontarnos es el mejor aprendizaje que podemos tener del momento.
Habrán días de arreglar cajones y armarios, archivar documentos o destruirlos, redecorar moviendo adornos de un lugar a otro, montarnos maratones de las series en streaming con la pertinente dosis de palomitas al lado, hacer llamadas telefónicas a esos amigos que a veces no tenemos tiempo de hablar, leer los libros que se nos fueron juntando -que si son de esta autora, desde luego que se agradece-, días de reinventar rutinas, aficiones, gustos y claro, de agradecer al glorioso internet por todas las posibilidades que nos ofrece.
Sí, que disfrutar del presente, de lo que parece ser no estar haciendo nada, también que se puede, reconquistando nuestros valores y en mi caso, alimentada de lo que "Soñar" y "Creer" significan.

Es momento de saborear este presente.

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