La importancia de vivir en el presente

Tal vez parezca muy evidente el afirmar que vivir en el presente es importante, porque creemos que vivimos en él, sin cuestionarnos siquiera qué tan apegados estamos a las experiencias del pasado o a las expectativas que nos generamos del futuro.

Dentro de un entorno que nos parece tan incierto, delante de una situación que no habíamos experimentado nunca, nos dedicamos a abrazar temores que están ligados con imágenes que nos creamos basadas en una realidad pasada o creada en nuestra imaginación del futuro, evitamos el único momento que carece de incertidumbre y ése es el presente.

Aunque en muy diferentes versiones, todos estamos enfrentándonos a una cotidianidad que dista mucho de la experimentada en el pasado y en muchos casos la falta de aceptación de la misma nos lleva a cuestionar constantemente la duración de este nuevo modo de estar.
Los resultados en cada hogar son distintos, el toparse con una versión inusual de convivencia puede conducir a muchas conclusiones, aunque al final habría que agradecer la bendición de reconocer una problemática que antes permanecía invisible y que con voluntad y acciones específicas puede resolverse.
Encontrar oportunidades y aprendizajes en un camino con obstáculos es justamente los que nos vuelve más fuertes, resilientes.

Hay pros y contras, dentro y fuera de casa, sin embargo hay una constante que ha prevalecido, la de una sociedad solidaria que busca ayudar al vecino, o al prójimo en la forma que encuentra a su alcance. Nos estamos volviendo más conscientes de los demás y esa mirada que observa a nuestro rededor dentro de casa o más allá de nuestra ventana, nos permite recuperar la sensibilidad y empatía que habíamos perdido del mundo que nos rodea.

Trabajar desde casa nos enfrenta necesariamente con el polvo que se acumula en nuestros objetos, permitiendo así el reconocer desde el esfuerzo de la persona que se encarga de limpiarlo, hasta la distancia que hemos guardado con nuestros recuerdos, nuestros anhelos y todas esas cosas que no tenemos la oportunidad de ver a diario por "falta de tiempo".
Es importante reconocer que al vivir en el presente podemos entenderlo mejor, igual que disfrutarlo mejor y ahora que parece que el tiempo nos sobra, ¿no sería una buena oportunidad para aprender a ocuparlo mejor? O para retomar proyectos, construir nuevas ideas y reconfortarnos con ese tiempo libre.

Tal vez sean los miedos que nos acompañan los que no nos dejan pisar en firme, y es cierto que estamos lidiando con una realidad bastante inesperada, no es para menos el sentirnos atemorizados, pero hay que saber diferenciar ese miedo real que nos mantiene alertas y a salvo, de aquel miedo imaginario que nos hace pensar que hay un monstruo en el armario o debajo de la cama. 
¿Recuerdan lo que nos decían nuestros padres de niños? O lo que les decíamos a nuestros niños cuando no podían dormir con aquellos miedos nocturnos: "Prende la luz y verás que no hay nada qué temer, esos monstruos no existen".
Debemos iluminar nuestro presente sin temores imaginarios, construir ideas positivas sin intoxicarnos de miedos irreales, y sin vivir en el futuro, crear imágenes sólidas de un devenir lleno de luz.
Soltar el miedo que nos ocasiona la incertidumbre asociada con otros momentos del pasado no nos aleja de un buen juicio, al contrario, nos centra en un status quo de donde partir para crear una realidad saludable, distinta y no de recrear desde experiencias negativas.

La importancia de vivir en el presente nos ofrece ese regalo inherente a su vocablo que sólo podemos asimilar cuando aprendemos a existir en él.


Comentarios

Entradas populares